Construir una vivienda con paneles de hormigón pre-industrializado es tendencia por tres motivos principales: reducción del coste global en diseño, producción y ejecución del proyecto; durabilidad en condiciones óptimas y precisión en la ejecución que garantiza una tasa de residuos cero.
Producir viviendas de paneles de hormigón pre-industrializado, es, adoptar y profundizar en esa tendencia, hacer realidad un proyecto que lleva décadas demostrando que no tiene competencia en el mercado.
¿Cómo se suceden las diferentes fases del proceso productivo de viviendas de hormigón que dará lugar a la ejecución y conclusión del mismo?
Las cosas empiezan de la forma más sencilla, surge la idea de construir una vivienda y los clientes potenciales, como es lógico, desean el mejor proyecto, en el menor tiempo posible y al mejor precio. Hasta ahí, todo encaja con precisión exquisita en lo que ha venido siendo el método tradicional aplicado a la primera fase de un proceso de construcción.
Entonces comienza la segunda fase, el cliente echa un vistazo al mercado, al paisaje urbanístico y a las revistas especializadas y descubre otra forma de hacer las cosas, otra forma de construir, descubre la construcción de viviendas de hormigón pre-industrializado.
Y eso es mucho descubrir porque, de repente y para asombro del cliente, las piezas maestras, calidades, precio y tiempo, encajan; es como si aquel cuento infantil del genio, la lámpara y los tres deseos se hiciera realidad. Casi sin percibirlo, el cliente inicia un nuevo camino alejándose del método de construcción tradicional. Él o ella pueden no saberlo pero ya han decidido que su vivienda va a construirse con hormigón preindustrializado y el tiempo les demostrará que no podrían haber tomado una decisión mejor.
Entra de lleno la tercera fase, cliente y arquitecto presentan su proyecto a la empresa dedicada a la producción de paneles de hormigón pre-industrializado. Y no se andan por las ramas porque, a pesar de que el cliente acaba de descubrir esta forma de construcción, ya no quiere otra y, por su parte, el arquitecto ya está familiarizado con la construcción de viviendas de hormigón y sabe qué elementos constructivos hay que pedir y, no menos importante, a quién hay que pedírselo para que el proyecto sea un éxito.
La construcción de viviendas de hormigón pre-industrializado lleva décadas en el mercado. Primero, abriéndose camino; después y gracias a la demostración constante de sus bondades y ventajas frente a los métodos tradicionales, instalándose como una opción interesante para los clientes por precio, tiempo y durabilidad y, ahora, actualmente, como la mejor elección, sacando fuera de la partida a los métodos tradicionales, jugando una carta definitiva, la de la sostenibilidad, que permite la jugada maestra de eficiencia energética y cero residuos gracias al trabajo previo, de planificación y diseño, llevado a cabo entre el arquitecto y la empresa fabricante de paneles de hormigón preindustrializado.
Además de esas características que convierten las viviendas de hormigón en baza ganadora en proyectos constructivos, en ese tiempo que ha transcurrido desde las primeras construcciones de hormigón pre-industrializado hasta la actualidad, un factor determinante ha destacado como impulsor de la construcción con hormigón preindustrializado, un factor que sorprende gratamente a clientes y arquitectos: la creatividad, aplicada tanto al diseño como a la ejecución de la obra.
El tándem arquitecto-proveedores de elementos constructivos de hormigón preindustrializado funciona con la sincronía perfecta de dos relojes suizos. El arquitecto presenta el diseño y el proveedor le ofrece las innumerables soluciones constructivas respecto a tamaño, forma, textura, color o acabado de las que disponer para llevar a cabo el proyecto. El arquitecto tiene a su servicio recursos y combinaciones innumerables que garantizan la personalización de cada proyecto, esa exclusividad tan demandada actualmente y que ha contribuido a impulsar las viviendas de hormigón como una de las opciones con crecimiento más rápido en el mercado de la construcción.
Cerrando el foco al detalle, es posible ver claramente que un sistema de producción de paneles de hormigón pre-industrializado actualizado y por ello competitivo, ofrece al arquitecto prácticamente una hoja en blanco en forma de panel de más de 40 m2, para que pueda dar rienda suelta a su creatividad. Sí, como suena, rienda suelta, porque los diseños de viviendas de hormigón no son, ni de lejos, lo que eran y, a día de hoy, ofrecen muchísimas más posibilidades y combinaciones de las que ofrecían hace un par de décadas.
Ahora, el arquitecto puede disponer de paneles prefabricados de hormigón preindustrializado de dimensiones y espesores variables completamente adaptados a la singularidad de un proyecto. La palabra estándar apenas figura ya en las conversaciones entre arquitecto y proveedores de paneles.
El nivel de exigencia ha subido porque el nivel de conocimiento ha aumentado. Los arquitectos presentan proyectos que exigen acabados a medida y la empresa proveedora ofrece soluciones creativas que potencian, más aún, la singularidad de cada construcción con acabados en cualquier color y textura ya sea piedra natural, ladrillo, madera, cerámica o mármol.
Todo está ensamblado, todo encaja, como la posibilidad de insertar anclajes ocultos que permiten un cerramiento limpio en las superficies por la cara expuesta. Y sin residuos, porque todo está perfectamente diseñado, contrastado en fábrica, producido de forma segura y resuelto, exactamente, para el lugar que debe ocupar en la vivienda de hormigón, prescindiendo de genios y lámparas maravillosas, exactamente como el cliente deseaba, como lo imaginaba y como lo había pedido.